Pelamos y troceamos la calabaza en trozos pequeños. Cuanto más pequeños, menos tiempo tardarán en cocerse.
Hervimos la calabaza de la manera que más nos guste. Yo la pongo en el estuche de vapor de lekué. Pongo 3 cucharadas de agua en la base, coloco la bandeja, y encima pongo la calabaza troceada. Cocino al vapor 4:30min al microondas. También lo podéis hacer en una olla con agua hirviendo, tardará un poquito más pero sale igual. Hervimos hasta que esté bien blandita.
Dejamos enfriar la calabaza un poco para no quemarnos, y trituramos con la batidora. Reservamos el puré para que se atempere en la nevera (esto es importante, no lo queremos caliente).
En un bol, batimos el queso crema y vamos añadiendo los huevos uno a uno. Añadimos la leche evaporada, la stevia y un poco de canela/jengibre, y seguimos batiendo.
Añadimos el puré de calabaza, y seguimos batiendo.
Forramos la base de un molde desmontable con papel sulfurizado (el papel de hornear de toda la vida) y engrasamos las paredes con un poquito de mantequilla light.
Vertemos la mezcla de nuestra tarta de calabaza y queso en el molde, y horneamos (con el horno previamente precalentado) durante unos 60-70min a 170º, sobre la rejilla, aproximadamente a 1/3 de la altura total del horno.
Cuando ya esté doradita, apagamos el horno, entreabrimos la puerta y la dejamos atemperarse ahí una media hora. Pasado este tiempo, la tarta habrá bajado un poquito. La guardamos en la nevera y dejamos cuajar 2 horas más, dentro del molde, así la textura estará perfecta.
Desmoldamos con cuidado, retiramos el papel de la base, ¡y listo!