Hidratamos las hojas de gelatina en agua fría.
En un cazo a fuego medio-alto, ponemos la leche junto con el café. El café lo podéis preparar como queráis (yo lo he hecho con la Nespresso), mientras sean 200ml da igual. Añadimos la stevia y removemos.
Cuando rompa a hervir, bajamos el fuego y añadimos la gelatina ya hidratada y escurrida. Pasamos la mezcla a un bol y dejamos atemperar.
Añadimos la nata fría, y batimos para integrarlo bien.
Colamos la mezcla y la ponemos en una jarra, que nos ayudará a repartirla en las flaneras.
Opcionalmente, ponemos un poco de caramelo en el fondo, hecho con 4 cucharadas de agua caliente, 1 cucharadita de sucralosa y 1 cucharadita de mermelada de albaricoque. Con cuidado, vertemos la mezcla de nuestros flanes de café en las flaneras.
Dejamos reposar en la nevera durante unas 4 horas. Para desmoldar, sobre todo si la flanera tiene ondas como la mía, pasamos un cuchillo por el borde en la superficie, colocamos agua caliente en un bol, introducimos el molde unos 5 segundos, y el flan saldrá solo.
Servimos, ¡y listo!