Primero montaremos las tartaletas. Con un cortador (o un vaso, o lo que tengas por ahí), cortamos la masa en círculos, de aproximadamente un cm más ancho que el diámetro del molde donde vayamos a poner las tartaletas. Si no tienes uno como el mío, puedes utilizar moldes individuales de cupcakes, muffins o similares. Yo la masa la he comprado hecha, pero si quieres puedes hacerla tú.
Colocamos los círculos sobre nuestro molde y presionamos, haciendo que queden unas paredes de un dedo de alto. No hace falta que queden perfectas, las mías no lo son ni de largo, sólo hace falta que las podamos rellenar :)
Precalentamos el horno a 180º durante 10min, y horneamos las tartaletas durante aproximadamente 10-15min. Cuando estén ligeramente doradas, las retiras del horno.
Preparamos la crema pastelera. Para ello, primero mezclamos en un bol la maizena con un chorrito de leche.
En un cazo a fuego medio, ponemos el resto de la leche, las yemas de los huevos, la stevia y la vainilla. Removemos, añadimos la leche con la maizena, y seguimos removiendo hasta que espese. Es importante que no llegue a hervir, y que remuevas sin parar. Retiramos del fuego y reservamos.
Cogemos las tartaletas y untamos un poco de mermelada en el fondo. Yo he usado la de frambuesas porque su sabor contrasta increíblemente con la crema, y me encanta, pero puedes usar la que más te guste.
Ponemos la crema en una manga pastelera, y la distribuímos sobre las tartaletas.
Decoramos con trocitos de fresas, dejamos enfriar en la nevera durante 2h, ¡y listo!