En un bol, ponemos todos los ingredientes y batimos con unas varillas hasta que quede una mezcla homogénea y sin grumos. No hace falta tamizar la harina, pero si lo haces, mejor. También puedes batirlos con la batidora eléctrica en su propio vaso.
Ponemos una sartén a fuego medio-alto (yo tengo vitro y la he puesto al 6), y derretimos un poco de mantequilla en ella (para que no se nos peguen las tortitas).
Cubrimos con nuestra mezcla toda la sartén (cuanto más pongas, más gorda será la tortita). Nos vamos ayudando de una espátula para que no se peguen los bordes, y cuando éstos estén doraditos, le damos la vuelta.
Dejamos que se cocine por el otro lado, ¡y listo!
Decora con lo que más te guste: siropes, caramelo, mermelada, nata... yo en esta ocasión he escogido el sirope de chocolate ;) ¿A que tienen buena pinta? ¡Y más fácil no puede ser! Es de esas recetas que me encantan porque las tienes listas en un santiamén, no ensucias más que un bol y una sartén, y te las puedes comer recién hechas :-P